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domingo, 21 de febrero de 2016

La "violencia" de enunciar LA Violencia.

Es algo común, tanto en espacios terapéuticos, de educación y de convivencia cotidiana escuchar que estamos en contra de las violencias, e incluso señalarla en las oportunidades que se nos presentan.
Igual de común me ha resultado encontrar que las personas solemos ofendernos cuando se nos señalan NUESTRAS formas de ejercer violencia y, en ocasiones, hasta a eso le llamamos "violencia" (así, entrecomillado, pues no lo es).

Pareciera de pronto un ciclo interminable señalar las violencias ajenas y evitar aceptar y trabajar las propias, proyectándolo todo al exterior.

Creo yo esto es por tres causas principales:

1. Sabemos que no queremos violencia, pero no sabemos aún lo que es a ciencia cierta.

2. Nos duele recibir la etiqueta de "violentos" por el peso de ésta.

3. Nos cuesta trabajo aceptar que también está en mí lo que no quiero en el mundo y que tanto me ha lastimado previamente.

Cierto es que todas y todos hemos vivido y ejercemos distintos tipos e intensidades de violencia (no es la finalidad de esta publicación hablar de quién más o más dañina, a eso dedicaré otros espacios) y lo que buscamos en realidad es el bienestar y felicidad. Por eso, lo que aquí planteo son tres pasos iniciales para hacernos cargo de nuestras propias violencias y comenzar el camino a su renuncia.

Mientras no aceptemos el decir y sentir de otras personas con respecto a nuestro propio actuar, difícilmente podremos generar un cambio pertinente. Vaya, ni siquiera lo notaremos necesario.

Por lo que te propongo que, la próxima vez que alguien te diga violento o que "ejerces violencia ", antes de dejarte llevar por el sentimiento de ofensa, escuches a profundidad con atención a la otra persona, y consideres lo siguiente:

1. Si la violencia es "el abuso de poder que ejerce un daño, aunque no sea su intención ", haz una pausa y escucha el fondo: la otra persona se siente lastimada y cree que estás abusando de tu poder (aunque no sea tu intención ). Además es muy probable que, efectivamente, estés abusando de tu poder y privilegios (aún sin notarlo). Cesa de hacerlo.

2. Si la etiqueta pesa y duele tanto es porque no la quieres en tu vida. Con base en eso, recuerda que esta es una oportunidad para aprender de tus relaciones y cambiar conductas y actitudes que pueden estar dañando a otras personas que quieres. Presta atención, busca comprender y recibe con ternura la oportunidad del aprendizaje, cambio y crecimiento.

3. Reconoce el dolor que te genera el mero hecho de saber sobre la violencia, reconoce que tú también la has vivido y te ha lastimado y que tal vez por eso no encuentras otras formas de expresarte o relacionarte. Eso es lo que has aprendido hasta el momento. Pero es justo en este momento, cuando alguien más te dice que estás ahora tú repitiendo ese daño, cuando tú puedes romper el ciclo y buscar apoyo para el cambio necesario por el bienestar, la paz y la común-unión .




No estoy diciendo que tu proceso para renunciar a tus violencias será rápido, lineal ni fácil, pero sí indispensable, urgente y posible.

Tampoco aseguro que toda actitud o característica tuya que la otra persona interpreta como violencia,  necesariamente lo sea, pero sí es algo que ocasiona un malestar y es digno de prestar atención y reflexionar sobre los cambios que puedes hacer para sanar las relaciones (regresa al punto 1).

Si crees que vale la pena esforzarte para generar este cambio, busca y fortalece las redes de apoyo que sabes te brindan paz y crecimiento,  ya sea con textos de autoayuda, con profesionales de la salud mental, mediante la práctica de una disciplina espiritual, con cursos o espacios de educación o formación, o como lo vayas considerando necesario y pertinente.

Pero hazlo ya.

Por tu salud, bienestar, y amor propio y a todas las personas que te son significativas.
Cuando recaigas (porque pasará), repite, vuelve a intentarlo y busca nuevas formas.

No abandones, y sigamos en la construcción de relaciones sanas y nutrientes.


domingo, 14 de febrero de 2016

10 razones para no trabajar desde la resiliencia (2a. Parte)

Continuando con las reflexiones, les comparto otras 5 razones que he visto que de manera simplista se convierten en la negación a promover la Resiliencia de manera integral en los distintos ámbitos del desarrollo humano:

6.- Se trabaja no sólo para la prevención, sino para la provención. 
Cuando alguien duda de las perspectivas éticas e integrales de la resiliencia, tal vez sea porque su visión le encierra en cualquiera de estos diez puntos, desde un sólo ángulo y con intereses distintos a los de la comunidad.
Tú, ¿Porqué sí o porqué no haz comenzado a promover la resiliencia de manera consciente?


Mucho del discurso salutogénico nos dice que hay que prevenirlo todo, evitarlo todo y tener vidas casi asépticas, sin "daño" ni "mancha". En esta concepción dicotómica de salud-enfermedad, paz-conflictos, se deja de reconocer la gana de matices que hacen de la vida una experiencia constante de aprendizaje y crecimiento. 
Mientras la prevención "evita", la provención busca "preparar para", de manera que se acepta la posibilidad de que algo suceda y se provee de lo necesario para que suceda de la mejor manera, más saludable, menos dañina y con opción a transformar la crisis en una oportunidad. 
La prevención es "fácil" porque reduce todo a un No absoluto, mientras que la prevención es compleja porque reconoce la multifactorialidad y multicausalidad de las circunstancias y, por ende, busca muchas más herramientas que fortalezcan los distintos factores protectores y los procesos en los que se desarrollan como mecanismos y estrategias de protección. 
Para hacer provención, se necesita conocer la historia, contexto, potencialidades, deseos y dinámicas y fortalecer aquello que será necesario en cada circunstancia particular. 

7.- Hay tantas formas de promoverla como personas en proceso de crecimiento y desarrollo.
Nuevamente, la resiliencia se teje con varios hilos a la vez, de manera constante y respetando procesos diferentes. Lo que a una persona, institución, grupo o comunidad le sirvió, no necesariamente le va a servir a otro. Vaya, tal vez ni al mismo, en un momento distinto de su vida. 
Aunque existen factores y experiencias comunes, la resiliencia no es algo que prescribe fórmulas exactas, sino que acompaña en la adecuada elección de estrategias según cada caso y momento, entendiendo y respetando que en momentos podrá haber "retrocesos" que, en realidad, son momentos para reafianzar los aprendizajes. 
Los diferentes elementos que promueven la resiliencia no provienen de una única fuente ni manera, y sólo sumergiéndonos EN el caso podremos saber qué es lo más pertinente a fomentar o gestionar en dicha circunstancia.
No es para "flojitos" que buscan una única receta inequívoca y que se repique como "franquicia del bienestar y felicidad".
Huya de quien dé la misma receta para todo. 

8.- Da voz al malestar y vida al bienestar.
La verdadera promoción de la Resiliencia busca no ocultar las adversidades, sino identificarlas y conocer a profundidad sus causas, no sólo desde un enfoque problemático y de descripción determinista en el que se asevera que una " infancia infeliz determina un futuro igual" sino que, por el contrario, revisa cada momento de adversidad y busca todas las estrategias que desde el bien-estar se utilizaron para afrontarla, fortaleciendo dichas herramientas y recursos, viendo cómo han evolucionado y crecido para acompañar en el desarrollo saludable.
El malestar tiene un lugar: el del anuncio y alarma de que hay algo por cambiar, y el bienestar y su fortalecimiento es la vía para la liberación del círculo vicioso que nos constriñe al dolor y sus ganancias secundarias, poniendo en primer término lo que sí queremos para nuestra vida sin pasar por el viacrucis del sufrimiento para la sanación.

9.- Promueve la esperanza, la creatividad y el sentido de vida.
El miedo exacerbado paraliza, nos genera la idea de que cualquier movimiento nos llevará a perder lo más preciado que tenemos y nos puede orillar a la indefensión aprendida, mientras que la esperanza libera, nos plantea la eterna posibilidad de crear, buscar y encontrar nuevas alternativas no sólo para alcanzar la felicidad, sino para darle un sentido a cada momento vivido que nos encamina a la felicidad y bien-estar.
La esperanza que promueve la perspectiva de la Resiliencia nos permite confiar en que, en el momento adecuado, sabremos obtener el mejor de los aprendizajes de la peor de las situaciones y ponerlo al servicio de la construcción positiva de nuestro ser, nuestro andar y la común-unidad.
Encontraremos respuestas a preguntas que nunca antes nos habíamos planteado y seremos capaces de crear nuevas estrategias de afrontamiento con la certeza de que caminamos hacia nuestra propia utopía.

10.- Brinda segundas oportunidades y respeta los tiempos y procesos personales.
Sí. La Resiliencia y quienes creemos en ella sabemos que, "aunque el árbol crece toricdo y jamás su tronco endereza", tiene siempre la tendencia de elevar sus ramas a la luz, de fortalecer sus profundas raíces y seguir dando los frutos y sombras para los que el ecosistema le necesita y ha dado lugar en la existencia.
La resiliencia no busca que cada árbol (siguiendo con la analogía ) sea igual al de a lado pues reconoce, respeta y honra la biodiversidad, lo majestuoso de un bosque con sus distintas formas de vida que crecen y se desarrollan de maneras distintas, en diferentes épocas del año, que florecen de distinta manera, colores y aromas, y que su desarrollo siempre es el preciso cuando lo hacen de una manera cooperativa y en sintonía con el resto de la comunidad, de la vida y su florecer. Sabemos que el florecer y el soltar las hojas son todos procesos necesarios para seguir en común-unión y como parte de algo mas grande, trascendental. 




Tal vez, cuando escuches que alguien está en contra de la promoción de la resiliencia es porque no conoce de qué trata o, peor aún, porque lo sabe y ve en ella el riesgo de perder su poder, sus privilegios y la oportunidad de seguir sus intereses individualistas.

Tú, ¿porqué sí o porqué no promueves la resiliencia de manera consciente y constante?

sábado, 23 de mayo de 2015

¿De qué va y viene este Blog?


Yaxché es vida, es semilla y fruto. Es un espacio de construcción, reflexión y compartir sobre los procesos y orígenes de aquello que me mueve, me transforma y me hace sentipensar, actuando en la resiliencia.

Sin pretensiones, con grandes expectativas de comunicación e intercambio, en lo cotidiano, en lo académico, en lo que fluya y se encuentre para seguir construyendo en común-unión, para la común-unidad. Para construir comunidad.


¿Por qué Yaxché?

Yaxché, la Ceiba,


YAXCHE, la Ceiba, es un árbol sagrado de la cultura Maya, árbol del paraíso a cuya sombra descansaban eternamente los/las bienaventurados/as. De acuerdo a la cosmovisiòn maya el universo posee 3 niveles y aparecen en el simbolismo de la Ceiba, permaneciendo unidos entre sí, siendo origen, trayecto y destino.

- Las ramas y las hojas son las encargadas de cargar y dar soporte al cielo, al cosmos y todas sus energías. Son el lugar de la trascendencia y el bien estar más allá de lo terreno y cotidiano.

 - El tronco es el mundo donde habitamos las humanas y los humanos. El espacio que tenemos, aquí y ahora, para construir nuestro propio destino, para sembrar nuestras fortalezas y cosechar nuestras virtudes. La oportunidad de resilier.

 - Las raíces representan el valle de Xibalbá, el inframundo al cual se dirigen las almas en un periodo de prueba y purificación, afrontando las adversidades y los retos que las Diosas y los Dioses facilitan para poder fortalecer esas almas, para ayudarles a transformarse y renacer, para transitar su camino hacia la trascendencia.

Yaxche es el centro de rotación del cosmos, es el àrbol de la vida. Es el Origen, el viaje y el destino mismo.












Este viaje por letras e imágenes es mi regalo para una mente que viaja, busca y crea. Es para que esa mente comparta con otras mentes. Para que todas ellas se sintonicen en un sentipensar transformador y trascendental, desde el amor, la comprensión y ternura para el bienestar común.

Bienvenida, bienvenido.

Resiliencia:
Capacidad y proceso de la persona, comunidad o institución, de resistir y afrontar las adversidades reduciendo el impacto negativo de éstas y aprendiendo de ellas para, a partir de la identificación, uso y apropiación de sus recursos -personales, comunitarios, sociales y políticos- salir fortalecida y alcanzar un mejor nivel de calidad de vida.
Fernando Nieto Reynaldos.